«Castilla-La Mancha es la región más divertida para hacer vino»
30.04.10 - 01:16 - LYDIA TORREGROSA ALBACETE.
Ignacio de Miguel visita hoy Albacete para participar en un acto de la mano de la bodega rodense Dehesa de Luna .Ignacio de Miguel Enólogo.«Lo más aburrido sería la globalización; hay que hacer caldos singulares y de calidad»
«Nos hemos creído demasiado importantes y el mundo del vino es algo popular».Es uno de los enólogos con más renombre de España y, además, muy ligado desde sus inicios profesionales a Castilla-La Mancha. Ignacio de Miguel asiste hoy en Albacete, de la mano de la asociación Mico & Vitis, a una presentación auspiciada por Dehesa de Luna, de La Roda, una de las dos bodegas, junto con Dehesa Los Llanos, a las que presta asesoramiento en la provincia albaceteña. Hablamos con él por teléfono y, pese a que según explica recorre al año 100.000 kilómetros en coche debido a su trabajo, le encontramos «increíblemente» en Madrid, donde reside.
-Buena parte de sus clientes se encuentran en Castilla-La Mancha. ¿Qué destacaría del negocio vitivinícola en la Región?
-Mi primer trabajo, hace veinte años, fue en Castilla-La Mancha, con el marqués de Griñón. Creo que, en este momento, esta comunidad autónoma es la región más divertida, en el sentido de variedad y de cosas nuevas que se están haciendo en el ámbito del vino en España. La Región cuenta con el mayor viñedo del mundo y, desgraciadamente, no se estaba haciendo todo lo que se debería hacer en este campo. Sin embargo, la ventaja es que, al ser un territorio tan grande, hay de todo para elegir. Se trabaja «con red» porque hay un clima facilísimo para elaborar vino, con una gran variedad de suelo, de altitudes y de orientaciones, de forma que cualquier cosa que se te ocurra, en Castilla-La Mancha se puede hacer.
-¿Qué cosas son las que no se están haciendo, según usted?
-Cada vez que digo que queda mucho por hacer en Castilla-La Mancha me regañan y me dicen que estoy atacando a la Región. Sin embargo, creo que los que atacan a la Región son los que se conforman con lo que hay. Las bodegas para las que trabajo son punteras y están haciendo de «despertador» en la comunidad autónoma. Sólo siendo crítico se puede ayudar a hacer grandes vinos que sirvan de locomotora. Queda mucho por hacer en el sentido de que no estamos ni al 10% del potencial de calidad que existe en la Región. Sigue habiendo extensos viñedos con variedades que no son aptas para vinos de calidad, con una mentalidad atrasada en viticultura y en enología. De hecho, se sigue pagando por grado y por peso nada más, sin hablar de la calidad de la uva. Esto no puede ser, porque los vinos sólo pueden funcionar si son singulares y de alta calidad.
Calidad
-Sin embargo, al haber tanta viña en la Región, toda no puede ser de calidad. ¿Qué se hace con ella?
-Es verdad que las uvas también sirven para hacer alcohol, y no hay por qué renunciar a ello; si el airén hace el mejor alcohol posible para el jerez, bendita sea esa parte. También hay una producción que tiene que destinarse al mosto, porque se utiliza para zumos y otros consumos. Lamentablemente, lo que ocurre es que todavía sobra mucha más uva; lo sabemos y es muy triste, porque es un drama social y ecológico. Sin embargo, alguna vez hay que tomar el toro por los cuernos y cambiar esos cultivos. Si hace años se hubiera arrancado vid y se hubieran plantado encinas, ahora tendríamos unos bosques maravillosos que darían más dinero a la Región. Por eso, aunque sea políticamente incorrecto, si sobra viña hay que arrancarla.
-Usted trabaja en distintas bodegas. ¿Tiene una fórmula en la cabeza que sirva de base a todas? ¿Cómo es el trabajo que realiza?
-No se puede seguir el mismo criterio en todas las zonas y sería un horror, porque lo más aburrido que nos puede pasar es una globalización en esta materia, hacer vinos similares. Yo parto de alguien que me pide trabajar para él, casi siempre en una finca que ya existe, y mi labor consiste en implantar todo el proyecto; suelo participar en la plantación del viñedo y la selección de variedades, entre otros aspectos, pero siempre con un equipo; no soy el experto pero colaboro en la toma de decisiones en distintos apartados, como la construcción de la bodega o marcando líneas de comercialización o, incluso, de diseño de producto. Quiero recalcar que siempre trabajo en colaboración con el enólogo titular de cada bodega, y yo sólo doy mis ideas. Pese a que el objetivo es la singularidad, también hay unos parámetros comunes, porque todos queremos hacer vinos de calidad, modernos, que se consuman y tengan su público.
-¿Existe el vino perfecto?
-Existe el momento perfecto que se mejora con un vino adecuado. Esto es un mundo absolutamente subjetivo, en el que estamos influidos por nuestro entorno. He consumido muchos vinos perfectos gracias al lugar donde los he tomado y con quién.
Con gaseosa
-¿Alguna vez toma vino con gaseosa?
-No, pero no me parece mal; creo que hay que beber vino aunque sea con gaseosa, y no otros líquidos que nos quitan consumidores.
-Es verdad que, según las estadísticas, cada vez se bebe menos vino en España. ¿Estamos ante un proceso irreversible?
-Espero que no. Es algo dramático y tenemos que echarnos la culpa el sector. No hemos sabido hacer la tarea, modernizarnos; estamos perdiendo clientes y no sabemos captar nuevos consumidores. Un estudio reciente del Observatorio Español del Mercado del Vino afirma que sólo el 8% de los jóvenes toman vino de forma habitual. Cuando les preguntan, dicen que beberían vino si fueran envases más pequeños, con diseño más moderno, con más fruta o menos grado alcohólico... Bueno, pues tenemos que hacerlo: la única manera de mejorar el consumo es captar público nuevo.
-Se ha hablado de un 'boom' de nuevas bodegas ligadas al dinero que generó, por ejemplo, el sector de la construcción, que se han visto afectadas por la crisis. ¿Qué opina de ello? ¿Lo ha notado en su trabajo?
-A mí, personalmente, no me ha afectado, porque la mayoría de mis clientes han hecho bien los deberes; han hecho proyectos sabiendo dónde se metían y con el hándicap de que esto no es un buen negocio en el sentido económico, porque hay que esperar mucho tiempo y tener paciencia. Esto es una carrera de fondo, no de velocidad, y aunque estamos sufriendo la bajada de ventas estamos aguantando y preparándonos para cuando pase la crisis. En cuanto a los que no hicieron bien los deberes, los que plantaron viñedos absurdos, o que no pensaron cómo había que vender el vino, ahora se han caído, pero es que lo hicieron mal, y los malos, en cualquier sector, no aguantan ni un minuto de crisis. Pese a ello es una pena, porque las bodegas que cierran 'mueren matando' y hacen mucho daño, ya que acaban haciendo grandes ofertas de sus últimos vinos para intentar conseguir algo de dinero.
-¿Diría que el negocio en el que usted se mueve es elitista, al alcance sólo de unos pocos, o hay proyectos más modestos ligados al medio rural que puedan tener éxito?
-Desde luego, poner en marcha una bodega es carísimo, pero hay mil fórmulas de hacerlo. Proyectos modestos en los que podemos pensar son las cooperativas, y eso no significa que no tengan oportunidad de funcionar bien. No hay que ser un supermillonario, y ahí están esos famosos 'vinos de garaje', de un pequeño viticultor que con dos depósitos es capaz de hacer un vino de alta calidad. Además, tenemos que hacer autocrítica respecto a los consumidores, porque a veces nos hemos creído demasiado importantes y el mundo del vino es algo popular y tenemos que seguir haciendo un producto para que la gente mantenga la cultura del vino de diario.
-Esto que dice usted se relaciona con esa idea según la cual un vino bueno no tiene por qué ser el más caro.
-Por supuesto que no, y además hay momentos. Hay días en los que apetece un vino joven, como esos tempranillos de la Mancha, que valen poquísimo dinero y están riquísimos. No hay un modelo de vino que haya que tomar siempre, cada minuto hay que cambiarlo.
Enoturismo
-¿Qué le parecen las nuevas iniciativas relacionadas con el enoturismo?
-Es genial. A los bodegueros antes no les gustaba que la gente fuera a verlos, las visitas les molestaban, y ahora están todos deseando que el publico los conozca. Cuando más sabes de un sector, más disfrutas de él, igual que cuando ves un cuadro al lado de un experto en arte que te lo explica. El vino ha estado muy separado del consumidor, y eso es malo; por eso, una persona que va a un viñedo y ve las plantas, y las barricas, y está con el enólogo, comprende mucho más de este mundo y lo disfruta. Es genial que se abran las bodegas y se abran rutas, eso va a ser muy bueno para todos.
-Para finalizar, háganos un breve apunte de los vinos de Dehesa de Luna.
-Se trata de un proyecto nuevo en La Roda, donde hemos empezado por un vino popular pero no por eso simple. Es un vino muy rico, realizado con cuatro variedades y crianza en barrica, pero con precios moderados y en busca del mayor número de consumidores posibles. Además, el proyecto no se para ahí porque se está haciendo un segundo viñedo de altísima calidad y dentro de poco saldrá un vino 'supertop', de primerísima línea. La idea es tener una gama completa para que todos puedan apreciarla.
Origen información: La Verdad
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