Agradable sorpresa cuando atisbé en la proximidad de la fresca terraza un decantador con algo muy negro en su interior. A su lado, un receptáculo de vidrio en el que su etiqueta rezaba Neo Punta Esencia 2005, un vinazo de la Ribera del Duero con 19 meses del mejor roble francés.A más de uno se le habrán puesto los pelos rígidos al leer esa cantidad de buena e influyente crianza, pues no, confiad en lo que diré. La fruta sale a borbotones de la copa, muy entrelazada con los lógicos aromas aportados por la materia maderil, pero en sintonía, con garra los dos. La fruta perdida del Duero está aquí, aportando su fina nariz a ese deje láctico (yoghourt de moras) tan ribereño, con una boca recia y estructurada que hace la delicia a cada trago. Los taninos están moldeados a conciencia, redondos y sabrosos dan al final de boca una sensación de amplitud y carnosidad. Más largo que el Orient Express y perfecto con la grasa carne del cabrito. (POG: 9.2)...
Orígen información: Vadebacus
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