Hallados en Barcelona los restos arqueológicos de cerveza más antiguos de Europa
La Península Ibérica, principal vía de entrada de los cereales en Europa, alberga los hallazgos de cerveza más antiguos del continente. Hasta hace unos años, los restos de esta bebida hallados en Genó (Lleida) se consideraban los más antiguos. Más recientemente, se descubrieron en el Valle de Ambrona (Soria) restos del 2200 a.C. Ahora, los hallazgos más remotos encontrados en Europa se corresponden con los de la cueva de Can Sadurní (Begues, Barcelona), así lo puso de manifiesto el Dr. Manuel Mandianes, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Hace 5.000 años, una pequeña comunidad agraria y ganadera vivió en la actual Begues, en Barcelona. No fue importante en tamaño ni en población, pero tuvo una cierta actividad como muestran las excavaciones que desde hace años viene desarrollando la Universidad de Barcelona. En este yacimiento los arqueólogos han localizado una especie de silo de cebada, molinos y un recipiente cerámico de gran tamaño con restos de cerveza.
La cerveza debió de ser una bebida muy popular entre los pueblos íberos y preíberos, como confirman más de 20 yacimientos repartidos por varias provincias, desde Toledo a Tarragona o Teruel.
El mismo equipo de la Universidad de Barcelona localizó con anterioridad restos de sedimentos de cerveza bien conservados que permitieron reconstruir y embotellar simbólicamente una cerveza prehistórica.
La reconstrucción ha permitido descifrar las características de las cervezas neolíticas: se elaboraban con cebada (o trigo) y, por regla general, tenían mucha espuma, poco gas y alta graduación alcohólica. Se parecían más a las actuales ale que a las habituales pilsen. Se cree que eran rubias, aunque el color sigue siendo un misterio porque el proceso de tueste no deja restos.
Comparado con nuestras cervezas, una de las características de las bebidas íberas y preíberas es que no utilizaban lúpulo como fermentador, sino la artemisa, planta que además funcionaba como conservante. Para elaborar el mágico caldo, eran necesarias además unas grandes tinajas y un poco de arte.
La Península Ibérica, principal vía de entrada de los cereales en Europa, alberga los hallazgos de cerveza más antiguos del continente. Hasta hace unos años, los restos de esta bebida hallados en Genó (Lleida) se consideraban los más antiguos. Más recientemente, se descubrieron en el Valle de Ambrona (Soria) restos del 2200 a.C. Ahora, los hallazgos más remotos encontrados en Europa se corresponden con los de la cueva de Can Sadurní (Begues, Barcelona), así lo puso de manifiesto el Dr. Manuel Mandianes, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Hace 5.000 años, una pequeña comunidad agraria y ganadera vivió en la actual Begues, en Barcelona. No fue importante en tamaño ni en población, pero tuvo una cierta actividad como muestran las excavaciones que desde hace años viene desarrollando la Universidad de Barcelona. En este yacimiento los arqueólogos han localizado una especie de silo de cebada, molinos y un recipiente cerámico de gran tamaño con restos de cerveza.
La cerveza debió de ser una bebida muy popular entre los pueblos íberos y preíberos, como confirman más de 20 yacimientos repartidos por varias provincias, desde Toledo a Tarragona o Teruel.
El mismo equipo de la Universidad de Barcelona localizó con anterioridad restos de sedimentos de cerveza bien conservados que permitieron reconstruir y embotellar simbólicamente una cerveza prehistórica.
La reconstrucción ha permitido descifrar las características de las cervezas neolíticas: se elaboraban con cebada (o trigo) y, por regla general, tenían mucha espuma, poco gas y alta graduación alcohólica. Se parecían más a las actuales ale que a las habituales pilsen. Se cree que eran rubias, aunque el color sigue siendo un misterio porque el proceso de tueste no deja restos.
Comparado con nuestras cervezas, una de las características de las bebidas íberas y preíberas es que no utilizaban lúpulo como fermentador, sino la artemisa, planta que además funcionaba como conservante. Para elaborar el mágico caldo, eran necesarias además unas grandes tinajas y un poco de arte.
Orígen información: Cerveza y salud
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