En Can Feixes los secretos se transmiten de padres a hijos. Hoy, los Huguet, con su padre a la cabeza, son un ejemplo claro del arraigo de las sucesivas generaciones y del esfuerzo y los afanes por ampliar la hacienda, reconocida de antiguo por abastecer a los monjes de Montserrat.
La referencia escrita más antigua que existe sobre la historia de esta bodega es un documento censal de Jaume Feixes que data de 1400. En aquella época, la familia Feixes cultivaba las tierras cedidas por el Barón de Cabrera.Pero fue con la llegada de la filoxera cuando los Feixes disfrutaron de un gran auge económico poniendo su viñedo al servicio de los comerciantes galos, ampliando y mejorando las instalaciones de su explotación agrícola. Can Feixes fue la primera finca de la zona, y la única durante muchos años, en disponer de luz eléctrica. Este apellido sobrevivió estoicamente en el libro de familia de sus propietarios hasta 1904, cuando muerta Teresa Feixes hereda la propiedad su hijo Eduard Sunyer. Fueron más de cinco siglos de continuidad al frente de una propiedad agraria asociada siempre al cultivo de la vid y que ya se había ganado la fama, decían, por poseer algunas de las mejores uvas de toda la comarca.La familia Huguet toma el relevo al frente de Can Feixes a principios de siglo y continúa con la explotación de la finca. Pasaron momentos difíciles durante la Guerra Civil y la II Guerra Mundial, aunque no dejaron de preocuparse por el arte. Así, encargaron en 1946 los notables esgrafiados* de las fachadas y las pinturas realizadas al fresco por el artista Ferrán Serra i Sala, uno de los mejores esgrafiadores catalanes de este siglo. El gran paso adelante llega en los 80, con la segunda y tercera generación de los Huguet. Por fin, era el momento de impregnar a Can Feixes de una filosofía de empresa inspirada en el espíritu del château tradicional europeo. Actualmente, Joan, Joseph María y Xavier son los rostros visibles de la bodega junto a su padre que, aunque retirado, continúa fomentando ese espíritu que le llevó a replantar la finca con diferentes variedades -Parellada, Macabeu, Chardonnay, Ull de llebre (Tempranillo), Cabernet Sauvignon y Merlot- y le permitió presentar en 1984 la primera botella con el nombre de Can Feixes.Can Feixes se alza a una altitud de unos 400 metros entre las localidades de Mediona y Cabrera d´Anoia, prácticamente pegada al macizo de la sierra prelitoral dentro de lo que se ha venido a llamar Penedès Superior. Tiene una extensión de 335 hectáreas bastante montañosas, con laderas sinuosas manchadas por zonas de bosque y caídas de torrentes, por algo Feixes quiere decir "terraplén, terraza o bancal".La elaboración del vino y los cavas se hace sin prisas, con la infraestructura moderna indispensable pero sin grandes alardes tecnológicos. Existen ocho depósitos de fermentación de acero inoxidable de 10.000 litros de capacidad cada uno, más otros seis para maceraciones de 8.500 litros y dos de 5.000. Dispone de una nave de crianza con un total de 225 barricas de roble.Es esta una bodega pequeña, familiar, en la que cada cambio, por pequeño que sea, es la base de un esfuerzo. *esgrafiar: Según la RAE, trazar dibujos con el grafio (una especie de punzón) en una superficie estofada, haciendo saltar en algunos puntos la capa superficial y dejando así al descubierto el color de la siguiente.
Orígen información: Baccua.com
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