Vaso a vaso, letra a letra
Castillo de Mendoza incluye una serie de cuentos en la contraetiqueta de sus vinos
«A él le gusta llevarle la contraria. Si ella mengua, él crece. Si crece, él mengua. Y se niega a comer si la ve plena. Pero cuando la luna se esconde, el zorro pierde el sueño buscándola a gritos porque no sabe qué hacer». Saboreando un buen vino puede fluir la inspiración necesaria para construir un relato como éste. Lo que no es tan común es que el cuento esté escrito en el vino. En la contraetiqueta, para ser exactos.
TERI SÁENZ/LOGROÑO
La bodega Castillo de Mendoza, de San Vicente de la Sonsierra, ha apostado por dar personalidad propia a esta parte de la botella, explotar las posibilidades que el soporte ofrece y maridar también sus caldos con otra forma de creación: la literatura. «La composición varietal, los avances tecnológicos en la elaboración, los orígenes de la uva... La información que suele ofrecerse en las botellas apenas varía y, por lo general, ya es suficientemente conocida», razona el propietario de la firma, Eloy Mendoza, para quien «también aquí hay cabida para la creación artística».La idea viene gestándose desde más de un año y tiene su arranque en el paraje de Mominde y el zorro que, según las leyendas de la zona, recorre aquellas laderas. «A partir de ahí surgió el resto: la vinculación de cada tipo de vino con diferentes animales, un diseño específico y la escritura de una trama alusiva a cada uno de ellos», explica.En sólo cinco líneas, los vinos de Castillo de Mendoza recogen una colección de microhistorias en las que su autor, el escritor y guionista Raúl Nagore, imprime un aliento mágico y evocador. «Los cuentos condensan todos esos intangibles que alimentan el proyecto: el carácter familiar de la bodega, el cuidado con el que están elaborados nuestros vinos o la invitación a disfrutar de un momento especial cada vez que descorcha una botella», resume Eloy Mendoza.Las posibilidades de los relatos no se agotan aquí. «Son historias que sugieren otras historias, que abren puertas a la imaginación y así, por qué no, dar la excusa para conversar y tomar un vaso de vino».
Orígen información: larioja.com
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