El albarello espera su oportunidad

El albarello espera su oportunidad

La Estación de Viticultura y Enología destaca en un estudio el potencial de la que fue variedad mayoritaria en la Ribeira Sacra antes de la implantación de la mencía
Autor: Luis Díaz

Poco más de diez mil kilos sobre un total de cinco millones. Es la uva que se ha vendimiado este año en la Ribeira Sacra de la variedad albarello, la misma que poblaba casi todo el viñedo en estas tierras antes del desastre de la filoxera. Condenada al olvido por la plaga que arrasó el mapa vitícola europeo a finales del siglo XIX, la cepa que dio pie a la leyenda de los tintos de Amandi sobrevive hoy en algunas riberas gracias al empeño de unos pocos entusiastas. En un estudio de reciente publicación, las investigadoras de la estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia (Evega) Sandra Cortés y Emilia Díaz abordan la caracterización de los vinos monovarietales de albarello y su potencial enológico.
El albarello, también denominado brancellao, está considerado como variedad preferente en el reglamento del consejo regulador de Ribeira Sacra, y forma parte de las autorizadas en los de las denominaciones de origen Rías Baixas y Ribeiro. Pese a ello apenas existen vinos monovarietales elaborados con esta uva, que se utiliza habitualmente para complementar otras de mayor predicamento. Un papel secundario que tiene que ver con su cultivo minoritario, pero también -apunta la investigación de Evega- con «la falta de estudios con los que justificar su vinificación de modo individual».
Con el fin de cubrir este vacío, en las instalaciones de Evega, situadas en la localidad ourensana de Leiro, se realizaron desde el año 2005 sucesivas vinificaciones por separado de la variedad albarello a partir de uvas procedentes de la finca experimental del centro. Para la evaluación sensorial de las muestras se contó con la colaboración de un panel de siete catadores experimentados, que dibujaron un perfil de la variedad en la que se destaca la intensidad del reflejo violáceo de los vinos, su sensación ácida y alcohólica en la boca, y, sobre todo, su riqueza en aromas de «frutos rojos, especiados, balsámicos y de hierbas aromáticas».
Atractivo aromático
«Las experiencias son buenas. Es una variedad interesante, que da vinos de grado alcohólico alto, manteniendo la acidez, y un perfil muy atractivo desde el punto de vista aromático», explica Sandra Cortés, coautora del estudio y responsable del apartado destinado a la caracterización sensorial del albarello. Puestos a ponerle alguna pega, la investigadora advierte de que la escasez de color de esta variedad condiciona su uso para la elaboración de vinos monovarietales.
Su diagnóstico coincide con el perfil de la variedad que esbozó el agrónomo ourensano Darío Fernández Crespo en el libro La invasión filoxérica en la provincia de Lugo , publicado en el año 1897. Antes de la plaga -relata al autor- «los afamados vinos de Amandi y Peares procedían de esta cepa». «Es muy sensible al mildiu y al oídio -prosigue- y se adapta perfectamente en terrenos costaneros, pizarrosos o graníticos de exposición meridional, en los que produce vinos muy finos y alcohólicos, propios para la mezcla con otros de más color».
Según los testimonios sobre la viticultura en esa época, parece ser que lo habitual entonces era mezclar con el albarello cierta cantidad de mouratón, fundamentalmente, para compensar la menor intensidad de color de la variedad principal, y al mismo tiempo su menor rendimiento en cuanto a producción. En la actualidad, por el contrario, la variedad que fue hegemónica en la Ribeira Sacra antes de la filoxera complementa habitualmente en mayor o menor medida, aunque casi siempre en cantidades muy reducidas, algunas elaboraciones de mencía.
Entre los vinos de Ribeira Sacra que tienen una aportación de albarello están Régoa, Cividade y Priscillus. Casa Noguedo elaboró en su día un vino joven de esta uva, con muy buenas críticas por cierto, pero la experiencia no tuvo continuidad. En Valdeorras, la bodega Alán de Val comercializó este año por vez primera mil botellas de un vino que se presenta como monovarietal de albarello y que ha sido elaborado en barrica.

Origen información: La Voz de Galicia