martes, 31 de marzo de 2015
¿Quién se bebe mis vinos?
«Trendy» y «urbanita
inquieto» son algunos nuevos perfiles de consumo que los expertos
aconsejan cuidar a las bodegas para no perder mercado
MONFORTE / LA VOZ
«Hay una pregunta obvia al vender
cualquier producto. ¿Qué pensará el consumidor? Puede parecer extraño,
pero en el sector del vino no es habitual planteársela», dice Rafael del
Rey, director del Observatorio Español del Mercado del Vino.
Si eso es así, surge otro interrogante ineludible:
¿en quién pensaba entonces el sector del vino? «Las bodegas siempre
tuvieron el enfoque puesto más en el distribuidor que en el consumidor
final. Lo importante era colocarle el vino al mayorista, al importador»,
responde este experto.
Fue uno de los ponentes de la jornada sobre
estrategias de comercialización que se celebró en los prolegómenos de la
feria del vino de Amandi. El debate no se centró en las
particularidades de la Ribeira Sacra, pero dejó pinceladas aplicables en
su contexto de reducidas producciones. «Las grandes oportunidades están
fuera. Hay que salir aunque solo tengas unos miles de botellas», apunta
Rafael del Rey.
Perfiles diferentes
Dentro y fuera de España, lo primordial ahora es
preguntarse por el consumidor, por el destinatario final de los vinos.
«No nos estamos dirigiendo a un mismo consumidor, hay perfiles
diferentes que buscan también productos diferentes», dice el responsable
del Observatorio Español del mercado del Vino. La consultora Nielsen,
una de las de más prestigio en el sector, distingue al menos cuatro tipo
de potenciales clientes, que irían del perfil más tradicional al
«urbanita inquieto» y el trendy.
Los estudios de ventas aconsejan a las bodegas
atender a este tipo de nuevos clientes, y muy especialmente al gusto de
la mujer, para abrirse paso en un mercado cada vez más competitivo. Y es
que frente al consumidor más tradicional, el clásico comprador de
riojas, el paladar femenino parece ser más receptivo a probar nuevos
tipos de vinos.
Esa es una de las causas, de acuerdo con los estudios
de mercado, del despegue de zonas productoras hasta ahora poco
conocidas entre la distribución del Reino Unido. «El mercado de la mujer
es tremendamente importante. Es la clave del aumento de ventas que se
está dando en Londres. Hay que hacer vinos y diseños de etiquetas
pensados también en ellas», señala Manuel Deza, jefe de departamento de
la empresa gallega de diseño Coretti, otro de los ponentes en la jornada
que tuvo lugar en Sober.
1. Consumidor tradicional
Come y cena con vino. Es fiel al mismo tipo de producto y suele consumir marcas de bajo precio
2. Urbanita inquieto
Los expertos lo catalogan como la pesadilla de los
bodegueros, Es el consumidor infiel por excelencia. Le gusta el vino,
pero un día se decanta por uno y mañana por otro diferente
3. Consumidor «trendy»
Es de los más importantes. Sabe de vinos y
variedades, y también quién es Parker. En el grupo que acude a un
restaurante se le reconoce porque es el que pide la carta de vinos. Lo
que no es obstáculo para que en casa se tome una cerveza.
3. La mujer gana importancia
Marca la pauta de las exportaciones a muchos países 5. Consumidor social
Consumidor ocasional, de escasa relevancia. El que toma una copa de vino en las ocasiones
Orígen información: La Voz de Galicia
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