«La barrica de roble nueva echa a perder lo mejor del vino gallego»

«La barrica de roble nueva echa a perder lo mejor del vino gallego»

Entrevista Gerry Dawes Columnista de publicaciones estadounidenses sobre vinos, Gerry Dawes aprovechó su reciente estancia en Galicia para animar a las bodegas a cuidar sus señas de identidad

Autor del comentario: Luis Díaz
Localidad: monforte

El crítico gastronómico estadounidense Gerry Dawes visitó días atrás las denominaciones de origen vinícolas gallegas, en un iniciativa promovida por la Cámara de Comercio de Vilagarcía con motivo de la feria de Ferrol Fevino. Durante su periplo, Dawes estuvo acompañado por un grupo de importadores de su país. Camino del aeropuerto de Barajas, atendió telefónicamente las preguntas de La Voz. Su pasión por los vinos gallegos que no sucumben a las modas pasajeras se percibe incluso a través del móvil.
-Lo que se está haciendo en Galicia es muy interesante, sobre todo los vinos blancos. Hay cosas extraordinarias en Rías Baixas, O Ribeiro, Valdeorras... También en Ribeira Sacra, donde aún tienen que mejorar bastante, pero están en el camino. -¿Y por dónde cree que pasaría ese camino? -Si hablamos de tintos, por no imitar a la Ribera del Duero o al Priorat. Hay que hacer los vinos pensando en el clima y en la materia prima que se tiene. Eso sí, con menos rendimientos en la viña. En Ribeira Sacra pude probar algunos tintos deliciosos, muy agradables, que se pueden servir ligeramente fríos como un Beaujolais [vino joven más reputado de Francia]. -¿Cómo valora la apuesta por los vinos de crianza?
-La utilización de madera nueva es un tremendo error. La crianza en barrica no fue pensada para dar a los vinos sabor a roble. La madera nueva oculta por completo el encanto del terruño que tienen muchas zonas de Galicia, y muy especialmente la Ribeira Sacra. Si enmascaras la materia prima con un mal uso de las barricas, arruinas todo lo bueno que tiene. La estás convirtiendo en sopa de roble.
-Los vinos elaborados en Rías Baixas, están teniendo un éxito formidable a nivel comercial en Estados Unidos y creo que todavía pueden mejorarlo bastante. Creo que el Ribeiro también está a punto de explotar comercialmente, si no cae en el error de las crianzas en maderas nuevas. Las mezclas de variedades de los pequeños productores de esta denominación van a sorprender a mucha gente. -Parece obsesionado por los riesgos de la crianza en barrica para el vino gallego. -Sinceramente, no creo que la crianza en madera aporte nada positivo a los blancos gallegos. Pierden fruta, terruño, mineralidad... Los bodegueros deben sentirse orgullosos de sus vinos, de sus suelos y sus variedades. Hay vinos gallegos que pueden crecer en botella durante años sin necesidad de pasar por madera. El albariño que madura sobre lías finas de Pazo de Señoráns es algo extraordinario, uno de los mejores blancos que se hacen en Europa. He probado varias añadas de albariños de Fefiñanes y me parece otro grand cru [denominación francesa para terrenos superiores por la calidad que transmiten a sus vinos] gallego. Son vinos que entran sedosos, cargados de fruta y especias, y dejan una sensación mineral con un posgusto larguísimo. -¿Ve mercado para los tintos fuera de Galicia? -Por ahora veo buenas maneras, vinos expresivos y bien elaborados. Si las bodegas saben ser competitivas, para algunas que puede haber sitio. Pero, sobre todo, Galicia va a ser sitio de grandes blancos. No querría olvidarme del godello de Valdeorras, que es uno de los mejores blancos de Europa, si no lo estropean con bâtonnages [operación de airear el vino con sus lías dentro de las barricas valiéndose de un palo o bastón]. -¿Sugiere que aquí hay exceso de mimetismo en el empleo de técnicas importadas de otras latitudes? -El bâtonnage es una técnica originaria de zonas más frías, que en determinadas añadas puede ser útil para reforzar los vinos. Cuando en una zona el vino tiene fruta y está maduro, redondo, el batonnage es una moda mal pensada. Los godellos tienen un terruño único, la pizarra, que hay que expresar sin imitaciones. -En Europa hay grandes blancos que no precisan crianza en madera, como los «riesling» alemanes. Los tintos con mayúsculas, sin embargo, pasan necesariamente por barrica. -Pero no sólo es posible utilizar barricas nuevas, si se cuida muy bien la madera. Yo nunca metería los vinos gallegos en barricas nuevas, y buscaría recipientes más grandes que la bordelesa tradicional [de 225 litros]. En Vega Sicilia y en las grandes bodegas de la Rioja aprovechan las cubas, como se hacía antiguamente, y no pasa nada. Se pueden hacer vinos que aguanten en botella sin que estén tan marcados por la madera, que si es nueva no se quita nunca, mata los aromas, el terruño. Trabajar 180 días del año en la viña para luego estropear el vino con una barrica francesa nueva me parece una pena. -Su compatriota Robert Parker se ha convertido en un gurú mundial del vino. ¿Qué le parece su creciente influencia sobre los sistemas de elaboración? -Los que no viajan por los viñedos de España y no atraviesan las puertas de ninguna bodega difícilmente pueden saber lo que es un buen vino en cada zona. Parker tiene el paladar habituado a esos vinos concentrados que le ponen delante los importadores, sin que se moleste a ir a la mayoría de los lugares donde se producen. Hay muchas zonas que están haciendo vinos pensando sólo en su paladar y eso me parece la cosa más triste del mundo, porque puede hacer mucho daño. El vino refleja la tierra. Si quieres saber qué es un vino de Rías Baixas o de la Ribeira Sacra tienes que ir a Galicia. No creo que se deban hacer hacer copias o malas copias de otros sitios del mundo. El vino aquí es cultura y refleja una diferencia, algo único. El que quiera hacerse rico en poco tiempo y comprarse un Mercedes tiene otros negocios para poder hacerlo.