Las bodegas César Florido son las bodegas más antiguas de Chipiona, las únicas que resisten en el centro histórico de esta pequeña localidad gaditana. El mismo César, heredero de esta enorme herencia familiar ha compartido con Vinogusto su pasión por sus moscateles elaborados artesanalmente, sus problemas con la burocracia y sus incertidumbres cuando mira al futuro, pasando por el pasado más reciente de la feria Vinoble celebrada en Jerez la semana pasada.
- ¿Cómo se hace para conservar 200 años de tradición familiar?
Hombre, pues con mucho sacrificio. Con muchas trabas, con muchos impuestos, aguantando las presiones del sector inmobliario… Nos mantenemos todavía en el casco histórico de Chipiona, somos las tres únicas que quedan. La transformación del campo en Chipiona ha sido bestial. Lo que antes era mucha existencia de viñas ahora se ha convertido en regadío y en casas para el turismo. Se diversificó el cultivo en invernaderos y el viñedo se redujo duramente.
-¿Qué le aporta a una bodega tener tantos años de historia detrás?
Es un currículum. Dicen que la veteranía es un grado. Existimos desde hace más tiempo. Yo he contado la fecha desde mi bisabuelo, pero hemos estado desde hace mucho antes.
- Y el futuro, ¿cómo lo ve?
Duro… Las bodegas es un mal negocio. Yo dirijo desde las raíces hasta la elaboración, la producción, todos los pasos. Y hay muchas trabas burocráticas por culpa del alcohol, nuestros vinos pagan muchos impuestos. Cualquier negocio es más fácil. Hay que sobrevivir. Antiguamente vendíamos a granel a bodega para abocar los vinos de Jerez, pero eso ha desaparecido porque usan otros vinos porque les sale más económico. Es una pena, porque esa era nuestra idiosincrasia….
- ¿Cuál es la salida?
Hemos tenido que diversificar y centrarnos en la elaboración directa del producto, en su venta y buscarnos nosotros la distribución. Pero no se vende mucho. Tenemos otros vinos, tenemos manzanillas, por ejemplo, pero se han abaratado muchos los precios y eso no nos deja mucho margen. Y, como te he dicho, tenemos muchas trabas burocráticas, dependemos de tres organismos: del ministerio de Agricultura y Pesca, del Marco, que es como otro ministerio, y de Impuestos Especiales. Y luego de otros que van con los tiempos: Medio Ambiente, control de calidad, etcétera. Estamos muy controlados y nuestros vinos están muy discriminados. Nos hacen pagar los aditivos de alcohol.
- ¿Cómo es la moscatel de Chipiona?
La uva que usamos en Chipiona, la Alejandría, es trimilenaria. Gracias al mar, la uva no sufrió la filoxera, no como en el resto del Marco, así que la uva moscatel perduró. Es muy aromática, con un racimo y un envero… Es muy especiada. La moscatel es la reina.
- ¿Y el método de elaboración?
Nosotros pasificamos en pasil. Hay bodegas que dicen que lo hacen, pero lo hacen en la viña, entre las vides, o en plástico. Un verdadero pasil es en arena, evitando la humedad. Eso le da una calidad terrible al moscatel, aromas profundos, a café, a miel, es más llamativo, más que los demás moscateles de España. Son distintos.
- ¿Ha estado en Vinoble?
Sí, claro. No hemos tenido stand, estábamos en el del Marco, pero he asistido todos los días haciendo contactos, catas de nuestros vinos… Ha sido muy positivo, los vinos han tenido muy buena acogida. Es un foro en el que hay que estar, aunque ya se sabe, en estas cosas se siembra pronto y se recoge tarde.
- Y sus hijos, ¿continuarán la tradición?
Yo no aconsejo a mis hijos que se dediquen a esto… Esto es muy bonito, pero…
Orígen información: Vinogusto
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