manuel, manuel y javier villalustre Vino con denominación familiar
Padre e hijos son los artífices de la bodega de Rías Baixas Eidos de Padriñán y destacan que desde hace años no han vivido una vendimia tan excelente
Autor: María Conde
4/10/2009
El microclima del que presume Sanxenxo no es solo una garantía para el turista que busca sol. También tiene mucho que ver en la calidad de los vinos que se producen en la zona, como es el caso del albariño de la bodega Eidos de Padriñán, que gestiona la familia Villalustre.
Esta semana, Manuel, a sus 76 años, ha estado a pie de cañón en la finca matriz para el proceso de la vendimia, que se prolongó de lunes a jueves. No solo le han acompañado sus hijos Manuel -que no pudo estar para la foto de este reportaje- y Javier, sino también casi todos los miembros de la familia, que cada jornada celebraban con una magnífica merienda el final del trabajo. «Si dura la vendimia cuatro días, pues cuatro días de merienda, con empanadita -dice Javier-. Los que empiezan a disfrutar mucho con esto son los niños».
El abuelo del patriarca fue quien se hizo con esta finca, en la que se plantaron en 1956 las primeras cepas. «Luego se fue ampliando -cuenta su hijo Javier-. Al principio se dedicaba a viña y otros cultivos, pero luego se fue dejando el maíz y las patatas y extendiendo el viñedo, hasta los ocho mil metros cuadrados que tiene actualmente».
La bodega se abastece además de otros productores locales de Padriñán, «gente que antes hacía su vino en casa», como es su caso. «Esta es la mejor zona del albariño -añade Javier Villalustre-, porque es una ladera muy soleada. La uva madura muy bien».
Momento óptimo
De hecho, este año ha sido de los mejores para la cosecha. «Estos días de septiembre -apunta el padre- que el tiempo ha acompañado ha bajado la acidez y ha subido de alcohol la uva. O sea, que la ha dejado en su punto, el estado es óptimo. Hace años que no se vendimia de la forma de este año, bien y tranquila, en que puedes ir el día que quieres». Incluso el mildiu este año no afectó en la zona «porque se cuidó bien», añade Manuel.
Él está diariamente en la finca y, como dice su hijo Javier, «llama ya a las cepas por su nombre». «Las controla, sabe más o menos las cepas viejas que están fallando, las va marcando...», señala.
La vendimia dejará en los depósitos de esta bodega de tamaño medio unos 55.000 kilos de uva procedentes de un total de 150 parcelas (doce hectáreas), que se convertirán en casi otras tantas botellas.
«Este es un vino muy peculiar -cuenta Manuel, el otro hijo- por la zona, una ladera que está muy protegida. Está bien calificado en las guías y sobre todo lo que destacaría es que se ve lo que es el terreno de Sanxenxo en el vino. Expresa muy bien que este lugar no solo es turismo, sino algo más». Además, destaca que este es un terreno muy granítico, «y hace que sea un vino con unos toques minerales muy grandes».
La bodega produce tres vinos. El Eidos, que es el más emblemático; el Veigas, que es un caldo procedente de tres fincas, del que se hacen seis mil litros, y el Costaaparede, que es un crianza. «Está en depósito tres años y ocho meses -añade Manuel hijo-. Antes la gente de por aquí hacía su vino en casa y era para guardar, era el más emblemático, que hacían para fiestas, bautizos, cuando tenían visitas, lo ponían contra la pared y lo guardaban allí. De ahí viene el nombre. Nos gustaba para ponérselo al vino».
Antes de embarcarse en este proyecto empresarial, gestionaban ya la Taberna Villalustre, que sigue funcionando entre Semana Santa y septiembre. Ahora uno de sus fuertes es la comida asturiana -Javier vivió durante algún tiempo allí-, especialmente la fabada, las fabes con almejas o el queso de Cabrales. Y por supuesto, todo regado con vino de Eidos de Padriñán.
Origen información: La Voz de Galicia
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