24/01/2014 .
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“Nunca pensamos que íbamos a elaborar tantos vinos”, dice Telmo Rodríguez recordándose a sí mismo en 1994. Considerado por muchos como uno de los enólogos más inquietos y comprometidos de nuestro país, y calificado como l’enfant terrible cada vez que se escribe sobre él, su aventura junto a su socio, el también enólogo Pablo Eguzkiza, la Compañía de Vinos Telmo Rodríguez, está a punto de cumplir dos décadas.
Que veinte años no es nada cantaba Gardel. No es nada y lo es todo, sobre todo cuando estás orgulloso y sientes que estás donde querías estar cuando comenzaste a andar. En su caso, tras una temporada trabajando en Remelluri (Rioja), la bodega familiar, ha dedicado los último 20 años a recuperar viñedos singulares en diferentes zonas (Rioja, Ribera del Duero, Toro, Rueda, Málaga, Alicante…), luchando por sacar lo mejor de cada terreno y de cada uva y escuchando y entendiendo la tierra. Pequeñas parcelas, nada de grandes producciones, y vinos finos y fluidos, bebibles y sutiles. Y nada de espectáculo y circo, “se trata de ser humilde y honesto”, dice Telmo, quien actualmente compagina este bonito y ya consolidado proyecto con la dirección de Remelluri, a la que ha vuelto tomando las riendas hace un par de años.
A mí me decepciona mucho que el consumidor beba lo que le dicen que tiene que beber. En España gustan mucho los vinos con 'tuning'.
Hemos estado con los dos, con Telmo y Pablo, probando las últimas añadas de sus diferentes proyectos, escuchándoles, pasando un buen rato y además charlando de la cultura del vino en España, de la inexistente marca que tienen nuestros vinos fuera, de consumo, de la juventud y su divorcio con el vino…
¿Si en 1994 te hubieras imaginado 20 años después, se parece a lo que eres hoy?
Yo creo que sí. Empezamos nuestro proyecto con dificultades. No ha sido fácil lo que hemos hecho. Comenzamos sin dinero, el primer año no podíamos comprar barricas. Luego alquilamos un terreno, después empezamos a plantar… y así poco a poco. Al principio, con una serie de vinos, digamos, de entrada: vinos honestos, básicos, sencillos. Sabíamos que hacer un gran vino requería mucho tiempo: pensar, investigar, probar… Hoy estamos mucho más cerca. Eso sí, nunca pensamos que íbamos a elaborar tantos vinos. (Y eso que nos hemos dejado algún proyecto por el camino, puntualiza Pablo).
Vinos de la Compañía de Telmo Rodríguez
La mayoría de vuestros vinos se venden fuera de España. ¿Cómo ves la marca España en lo que a vino se refiere?
No existe. España es sinónimo de vino barato. Te vas a Canadá o a Suecia y no entienden que un vino español valga 30 euros. En los aeropuertos internacionales encuentras Italia, Francia, Nuevo mundo. Y punto, nada español. Hemos vendido la imagen de España relación calidad/precio y es muy difícil salir de ahí. Estamos vendiendo reservas de Rioja a dos o dos euros y medio. Esa es la demanda. La imagen está muy vinculada al precio. Lo que sí está cambiando es la restauración. Antes, los restaurantes españoles en el extranjero eran algo cutre. Se llamaban Flamenco, Toros. Ahora, gracias a la revolución gastronómica liderada por Adriá se ha dignificado y ya hay proyectos más interesantes. La gastronomía lo está consiguiendo. Al vino le falta mucho.
Yo creo en el vino como un producto de lujo. Y así es como hay que explicárselo a los jóvenes para que se interesen en el vino bueno. El vino se tiene que convertir en algo excepcional.
¿Y esto cómo se cambia?
Primero, hay que hacer grandes vinos. Después, mucho trabajo capilar. Yo me paso todo el día abriendo botellas en todos los sitios a los que voy: restaurantes, catas con grupos, en viajes. Hay que explicar que España es mucho más que riojas de dos euros. No se trata de hacer grandes campañas de publicidad ni esperar que lo haga el Ministerio. La imagen de la gastronomía la han cambiado los cocineros, en el vino debería ser así también.
Hablando de campañas de publicidad, ¿para que un vino sea conocido sigue dependiendo de las puntuaciones y rankings?
Nosotros nos hemos permitido el lujo de no ser dependientes de ninguna puntuación. Los vinos los hemos vendido porque los hemos vendido. De hecho no publicamos nuestras puntuaciones. Nos hemos permitido el lujo de que si a alguien no le interesaba nuestro trabajo, no pasaba nada. Sabemos muy bien lo que hacemos o cuando vamos bien o mal, no nos hace falta un puntuador. Creemos en nuestros distribuidores, importadores y clientes. Creemos que es más importante la distribución que la prensa. El vino lo hace el consumidor. Cuando en España no nos compraban vino era porque no existía el adecuado consumidor para nosotros.
Algunos de los principales vinos elaborados por Telmo Rodríguez
El consumo de vino está en caída libre. Especialmente en España. ¿Qué está pasando?
Yo cada vez bebo menos vino pero bebo mejor vino. No bebo vino todos los días. Antes era un alimento, se consumía en cada comida, incluso se pagaba al agricultor con medio litro de vino. Hoy el vino es un lujo. Y yo creo en el vino como un producto de lujo. Y así es como hay que explicárselo a los jóvenes para que se interesen en el vino bueno. El vino se tiene que convertir en algo excepcional.
En Canadá o a Suecia no entienden que un vino español cueste 30 euros. En los aeropuertos internacionales hay Italia, Francia, Nuevo mundo. Y punto.
¿Y no tendrá también parte de culpa que ya casi no hay cultura de vino?
Está cambiando gracias a mucha gente que está haciendo un trabajo bueno. A mí me decepciona mucho que el consumidor beba lo que le dicen que tiene que beber. Se pone de moda tal marca y todos la beben. Yo le pregunto a alguien: ¿tú por qué bebes esta marca? Y no lo sabe. España sigue siendo decepcionante en eso. Hay gente con nivel y dinero que bebe sin saber por qué bebe lo que bebe. Pero hay esperanza. Hoy en día los productores beben buen champán francés, cosa que antes no pasaba. Incluso se ve en la hostelería. Antes los restaurantes solo tenían Möet & Chandon, ahora restaurantes incluso medianos tienen buenas cartas de champán.
¿Con 20 años cumplidos, cómo ves los próximos 20?
Los veo alucinantes. Hoy empezamos. Hasta hoy hemos trabajado en muchos proyectos sin que nadie supiera nada. Vamos a seguir sin darnos importancia. Siempre hemos sabido que estamos sacrificando un éxito rápido al elaborar vino sencillo, nada de vino espectáculo, que es el que gusta en este país. Hemos intentado no hacer tuning, aunque te dé mucha mucha visibilidad. Las Beatas (Rioja), As Caborcas (Valdeorras), lo de Ribera o Málaga se aleja mucho del tuning. Y es que en España gustan mucho los vinos con tuning
Orígen información: Vanitatis
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