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martes, 22 de noviembre de 2016

Entrevista a Antonio Saborido López, de Bodegas Antonio Saborido


Bodega Antonio Saborido

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Entrevista a Antonio Saborido López, de Bodegas Antonio Saborido

“No quiero hacer un vino comercial que siempre sea igual, prefiero elaborar cosas pequeñas y personales”

Tras un vida en la mar como armador de palangre, Antonio Saborido se vio forzado un día a dejar esta actividad por cuestiones de salud. Ese cambio profesional ha sido finalmente una bendición ya que le ha permitido dedicarse en cuerpo y alma a la bodega familiar, dando el paso de modernización y calidad que requerían los nuevos tiempos. Sus vinos “Xirpin”, “Raposo de Xirpin” o “Miúdo” son pequeñas joyas muy valoradas por los entendidos. Si logran hacerse con una botella entenderán el porqué.

Antes de hacerse bodeguero era armador de palangre, ¿por qué se decidió a cambiar de actividad?
Es cierto, era armador y pescaba en Marruecos, Mauritania… Por otra parte, en mi familia siempre tuvimos bodega, pero de las de antes. Mi padre vendía vino a granel a particulares de la zona. Cuando yo estaba en casa, le ayudaba a podar y le echaba también una mano en la bodega. Año más tarde me diagnosticaron un problema de salud que me obligaba a ponerme anticoagulantes y no podía ir a la mar, así que me vi obligado a cambiar de oficio. En ese momento decidí que lo mejor era profesionalizar la bodega.


¿Fue muy largo ese proceso?
Estuvimos varios años acondicionando la bodega y aún tardamos algún tiempo en conseguir la Identificación Geográfica Protegida Barbanza e Iria, y no me refiero sólo a mí, éramos un grupo de bodegas. Cuando finalmente la conseguimos, ya empezamos a hacer el vino con nuestra marca. La marca que tenía antes era una dorna (como logo) y le puse el nombre de “Xirpin”, que así se llama una de nuestras viñas. La gente se pensaba que el xirpin era la embarcación, cuando en realidad lo de la dorna lo elegí para recordar esa vinculación mía con el mundo del mar. Ahora tengo más vinos: dos “Xirpin”, otro que se llama “Raposo de Xirpin” y un “Miúdo”.


¿Cuántos vinos tenían al principio?
Teníamos uno, una mezcla de 60% de Albariño y 40% de Blanca Legítima. Como vi que que al mercado le interesaba mucho esta última variedad, además de mantener el vino original, elaboré un monovarietal de Blanca Legítima de cepas bicentenarias, y otro monovarietal de Albariño de cepas centenarias.


En Galicia, donde muchos cambiaron las variedades autóctonas por otras de mayor rendimiento, qué les llevó a conservar las cepas de Blanca Legítima tantos años
Eran unas uvas que necesitaban un ciclo más corto para estar óptimas, pero les afectaba la botrytis. No obstante, cuidándolas mucho en el último tercio de la cosecha, se conseguían salvar. Así que me padre decidió mantenerlas y no meter variedades de otros lugares. Algo que como se ve, fue un gran acierto.


¿Su padre vivía cuando se montó la bodega actual?
Sí, se murió hace tres años con 96. La verdad es que estaba muy orgulloso de los nuevos tiempo, a todo el mundo le daba a probar su vino.
 
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Sus vinos forman parte de la IGP Barbanza e Iria, ¿es difícil hoy en día estar fuera de una denominación de origen?
Estar dentro de una IGP ayuda, yo estoy muy contento. Hay quien me dijo que intentase pasarme a la Denominación de Origen Rías Baixas pero a mí no me interesa, yo no quiero hacer un vino comercial, que siempre sean iguales, me interesa hacer cosas pequeñas y personales. No me gusta la comercialización estándar de todos los vinos iguales.


¿Qué producción tienen sus vinos?
De la Blanca Legítima hice 1.000 litros, del Albariño centenario hice otros mil, y después hice 4.000 de “Xirpin”. Tengo 1.100 de Caíño y 1.000 de Mencía. El vino lo vendemos básicamente por esta zona y también en Santiago, en restaurantes y vinotecas.


Usted vivió de forma directa el mundo del mar, como armador, y ahora se encuentra inmerso en el mundo del vino, ¿cuál le ha dado más satisfacciones?
Son diferentes, la mar fue siempre mi vida, saqué muy joven el título de capitán de pesca y seguí en la mar muchos años, primero trabajando para fuera y después en mi propia empresa. Podía venir a casa frecuentemente porque había otro patrón. El mundo del mar era muy difícil, sobre todo ahora, en aquel tiempo te ganabas mejor la vida, a pesar de los temporales. Era mucho más fácil en aquel tiempo pescar y vender, hoy en día el previo del pescado en lonja está igual que hace 15 ó 20 años. Ahora los gastos se han incrementado un montón (carburante, carnada…), la normativa cada vez es más exigente. Nosotros íbamos al pescado minoritario, que se vendía muy bien, pescado de calidad y que requiriese poco tiempo en la mar.


Primero en la mar, y ahora en las viñas, lo suyo es estar siempre pendiente del tiempo
Pues sí (risas). No es un trabajo de oficina, que no tendría esos sobresaltos.


¿Y la vendimia de este año como espera que sea?
Este año no va a ser muy bueno, por lo menos en esta zona. Al Albariño le atacó el mildiu e hizo una escabechina. Después las lluvias que hubo en la floración tampoco ayudaron, va a haber poco de Blanca Legítima, poco de Albariño y el Mencía está ahí, ahí, y de Caíño tambiém habrá algo menos que otros años. En mi caso el Albariño fue el más afectado. Este año las uvas no tienen agua, no están rellenas, tenía que haber llovido. La agricultura es así, un año es totalmente diferente a otro.


Hablábamos antes de lo difícil que era poner un marcha una bodega cuando no hay nadie detrás que siga con el proyecto, ¿en su caso tiene garantizado ese relevo generacional?
Creo que sí, tengo un hijo interesado en este tema, y una hija que estudia Enología, así que por esa parte estoy bastante tranquilo.


Origen información: Cepas y Vinos

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