Alfonso Chacón gestiona como un todoterreno su nuevo negocio del vino
"Yo me encargo de vendimiar, podar, llenar las barricas, vender el vino. Un directivo debe hacer de todo"
Paz Álvarez - Madrid - 24/12/2009
Es un torrente de energía. Cuenta que a todo lo que hace, por nimio que parezca, le pone pasión. Alfonso Chacón, madrileño de 49 años, es empresario por naturaleza y considera que a todo proyecto hay que ponerle una gran dosis de ilusión. Sin todos estos ingredientes nada puede salir bien. Desde hace cinco años, a la vez que dirige un hotel en la zona de los cigarrales en Toledo, en concreto el Cigarral de Caravantes, desde donde se tiene una privilegiada vista de la ciudad imperial, está al frente de otro proyecto empresarial al que está entregado, la dirección de las Bodegas Canopy.
Es el proyecto que aúna a su amigo Belarmino Fernández, enólogo y profesional del mundo del vino y de la hostelería. Un buen día decidieron reunir todos sus esfuerzos en un proyecto vinícola que les permitía poner en valor una viña de Méntrida, una zona que no gozaba de muy buena reputación, especializada desde antiguo en la producción de graneles y con muy pocas bodegas que habían apostado por el vino de calidad. "Nos pusimos en faena, a recuperar unos viñedos decrépitos, con el fin de hacer algo interesante. Ahora otros se suben al carro, pero era un tipo de uva, la garnacha, que estaba denostada", afirma Chacón.
En Méntrida encontraron un viñedo antiguo, basado en la variedad garnacha y un terreno con unas características especiales indispensables para poner en práctica su objetivo: elaborar un vino de calidad desde la viña, practicando una viticultura sostenible, mínimamente intervencionista, tanto en estos viejos viñedos, plantados entre los años cincuenta y sesenta, como en los más recientes de syrah.
Se implica a fondo en lo que hace. "Cuando montamos el hotel queríamos hacer las cosas de manera diferente, nuestro marchamo es la singularidad, todo lo diseñamos y lo hacemos nosotros porque el éxito de un negocio está en la diferenciación", afirma Chacón. En la bodega, todos los socios trabajan como peones. "Hacemos de todo, desde podar a vendimiar, rellenamos las barricas, porque a un directivo no se le deben caer los anillos a la hora de hacer cosas. Las verdaderas empresas son la que sale del trabajo diario, del esfuerzo del día a día y del conocimiento del negocio".
Este empresario confiesa que "trabaja siete días a la semana, las 24 horas del día, siempre estoy pensando en el negocio, en cómo mejorar las cosas". Desconecta con los amigos, con la familia y con los proyectos solidarios en los que está involucrado, entre ellos la Asociación Biciaventura solidaria, en la que participa con una decena de amigos que realizan cada año un viaje solidario por África. El verano pasado hicieron 2.300 kilómetros en bicicleta por Uganda, Ruanda, Burundi y Tanzania, y colaboraron con la ayuda de patrocinio en la construcción de un centro de capacitación agraria, un dispensario médico y un aula para niños huérfanos. Para 2010 tienen previsto hacer un recorrido por Namibia, Botsuana, Zimbabue y Zambia. "Este tipo de acciones te reconfortan porque no se puede explicar con palabras el sentimiento y las emociones que te trasmiten, es lo que te permite valorar más todo lo que tienes".
Sobre el año que se despide, asegura que ha sido duro para el sector del vino, "se ha resentido porque lo hemos convertido en un producto esnob, cuando el vino es para beber y para disfrutar". Asegura que todo el dinero que genera la bodega se reinvierte de nuevo en ella, ya que se trata de un proyecto a largo plazo. La mitad de la producción la venden fuera de España, fundamentalmente en Brasil, Londres, Japón, Estados Unidos y Suiza. En 2010 tienen previsto abrir Singapur, Hong Kong, Filipinas y México. "También nos ocupamos de hacer labores comerciales y lo que me preocupa en estos momentos es no rematar bien el negocio por ocuparnos los socios de todo". Considera que en breve tendrá que rebajar el ritmo de trabajo. "No vamos a invertir en cosas superfluas, sino que tenemos que pensar con la cabeza, no con el corazón, y lo único que nos preocupa es cuidar nuestro viñedo". Es ahí donde está la esencia del negocio.
Origen información: Cinco Días
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