La capital de La Plana pierde el 66% de su tierra de cultivo en dos décadas
- Algunas fincas ‘sobreviven’ con la pensión de sus dueños jubilados
- A cada agricultor le cuesta unos 500 euros mantener su finca
"Desde que se inició la instalación del sistema de riego por goteo, en 1991, hasta hoy en día, se han dejado perder 24.000 fanecaes(una hanegada son 831 metros cuadrados) ", asegura el presidente del Sindicato de Riegos de la Comunidad de Regantes de Castellón y ex concejal del consistorio capitalino, José Pascual.
El abandono de los cultivos se ha producido en todas las fincas ubicadas desde la acequia Mayor en dirección al mar, tal y como concreta, con dolor, quien ocupa ahora el cargo de director del Observatorio de la Agricultura de Castellón. "Poco se puede hacer para mantener el cinturón verde de la ciudad si los números no salen» y menos en tiempos de crisis económica".
Y no salen porque, según Pascual, a cada agricultor le cuesta 500 euros mantener su finca, que suele ser de una hanegada, cuando no saca rentabilidad alguna al vender su cosecha. "Para ser rentable debería vender entre 4.000 y 5.000 kilos de cítricos a 25 céntimos de euro el kilo y no está siendo así".Por ínfimo que parezca este precio para un kilo de naranjas, en el mercado aún se paga menos.
"Esta campaña, siendo buena, no se ha pagado al productor más de 0,20 euros por kilo, mientras que en Europa se ha vendido el kilogramo de naranjas a 3 euros», denuncia Pascual desde la indignación de ver "cómo muchas de las fincas de Castellón se mantienen con la pequeña pensión que cobran los abuelos... porque los jóvenes no tienen ningún interés en mantener los huertos familiares para no sacar provecho alguno".Según Pascual, las oleadas de naranjas cosechadas en Marruecos que entran en Europa a precios bajísimos son otra causa a tener en cuenta.
Si a la competencia, además, se le suma otro problema como son los robos de cobre en pozos e instalaciones de riego, la situación se hace dramática.Para José Pascual, hasta una de las infraestructuras que mejor defendió pensando en el porvernir de sus vecinos labradores como fue el riego por goteo, es ahora motivo de "arrepentimiento» para el ex edil. Esgrime dos razones. Por una parte, «el consumo eléctrico es carísimo. En el Sindicato llegamos a pagar hasta 200.000 euros anuales en facturas de luz y el kilo de naranjas se vende a 10 ó 15 céntimos". "Así es difícil poder mantener un huerto en Castellón", concluye desde el convencimiento de que "una vez los labradores más mayores fallezcan, las generaciones más jóvenes venderán, si pueden, o abandonarán sus tierras".
Por otra, los daños y perjuicios económicos que se derivan de los robos del cobre de los contadores de agua son cuantiosos, se llegó a hablar de 500.000 euros en un año, e invitan al abandono del campo.
Orígen información: El Mundo

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