La Universidad de Aveiro estudia las propiedades de los aglomerados de corcho
Investigadores de la Universidad de Aveiro que trabajan con corcho. (Foto: Ricardo J. A. de Sousa) |
La utilidad más común del corcho es la fabricación de tapones para
botellas. Sin embargo, esta actividad produce muchos desechos de corcho
que se aprovechan para elaborar aglomerados y tienen una gran cantidad
de aplicaciones. Investigadores de la Universidad de Aveiro, en
Portugal, están analizando, precisamente, las características de los
aglomerados de corcho, sobre todo la respuesta que ofrece este material
ante diferentes condiciones de carga o resistencia a impactos.
El objetivo de este trabajo es “encontrar nuevas aplicaciones para el material de corcho y agregar valor a los compuestos aglomerados”, explica en declaraciones a DiCYT Ricardo José Alves de Sousa, científico del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Aveiro y responsable de esta línea de investigación.
Los aglomerados de corcho salen de los restos de corcho puro después de la extracción de los tapones cilíndricos destinados, principalmente, a las botellas de vino. Estos restos se separan en función de sus diferentes tamaños de grano y son prensados hasta conseguir el aglomerado de corcho, para lo cual se utiliza, por ejemplo, resina de poliuretano. En el caso del corcho expandido, el material pasa por un proceso de calentamiento y adición de agua que elimina la necesidad de usar una resina para la aglomeración.
Los investigadores de la Universidad de Aveiro estudian la respuesta estática y la respuesta dinámica del corcho, que se diferencian porque en la segunda se ensayan situaciones de impacto. Los laboratorios universitarios cuentan con las máquinas necesarias para realizar las pruebas estáticas y una torre de caída para realizar los experimentos dinámicos.
En una reciente publicación en la revista científica Material and Design, los investigadores han demostrado que las propiedades mecánicas de este producto dependen sobre todo de la densidad del aglomerado y del tamaño del grano. Por eso, el artículo señala el gran potencial de este material para diversas aplicaciones relacionadas con la resistencia a impactos. Además, a sus características habría que añadir la sostenibilidad, por el hecho de ser un material natural, biodegradable y renovable.
Aparte de los tapones de las botellas, para los que también se utiliza el corcho aglomerado, este material se puede emplear en la fabricación de componentes muy variados, que abarcan la construcción, la joyería, las embarcaciones e incluso las tablas de surf. Es un material “de moda”, aseguran los investigadores, que está muy valorado en la actualidad no sólo por su gran versatilidad sino también por ser sostenible. De esta forma, los próximos objetivos de los investigadores pasan por el desarrollo de nuevos productos y compuestos de corcho.
El corcho es un tejido vegetal, la corteza que recubre al alcornoque (Quercus suber) y que crece cada año. Más del 60% de la producción mundial de corcho se concentra en Portugal, que junto a España supera el 90% del mercado, lo que da idea de la extraordinaria importancia que tiene este producto para la economía del país. “Por eso hay tanto interés en este tipo de investigación y contamos con el apoyo de empresas del sector para encontrar nuevas aplicaciones rentables”, destaca Ricardo José Alves de Sousa. (Fuente: José Pichel Andrés/DICYT)
Orígen información: Noticias de la Ciencia
El objetivo de este trabajo es “encontrar nuevas aplicaciones para el material de corcho y agregar valor a los compuestos aglomerados”, explica en declaraciones a DiCYT Ricardo José Alves de Sousa, científico del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Aveiro y responsable de esta línea de investigación.
Los aglomerados de corcho salen de los restos de corcho puro después de la extracción de los tapones cilíndricos destinados, principalmente, a las botellas de vino. Estos restos se separan en función de sus diferentes tamaños de grano y son prensados hasta conseguir el aglomerado de corcho, para lo cual se utiliza, por ejemplo, resina de poliuretano. En el caso del corcho expandido, el material pasa por un proceso de calentamiento y adición de agua que elimina la necesidad de usar una resina para la aglomeración.
Los investigadores de la Universidad de Aveiro estudian la respuesta estática y la respuesta dinámica del corcho, que se diferencian porque en la segunda se ensayan situaciones de impacto. Los laboratorios universitarios cuentan con las máquinas necesarias para realizar las pruebas estáticas y una torre de caída para realizar los experimentos dinámicos.
En una reciente publicación en la revista científica Material and Design, los investigadores han demostrado que las propiedades mecánicas de este producto dependen sobre todo de la densidad del aglomerado y del tamaño del grano. Por eso, el artículo señala el gran potencial de este material para diversas aplicaciones relacionadas con la resistencia a impactos. Además, a sus características habría que añadir la sostenibilidad, por el hecho de ser un material natural, biodegradable y renovable.
Aparte de los tapones de las botellas, para los que también se utiliza el corcho aglomerado, este material se puede emplear en la fabricación de componentes muy variados, que abarcan la construcción, la joyería, las embarcaciones e incluso las tablas de surf. Es un material “de moda”, aseguran los investigadores, que está muy valorado en la actualidad no sólo por su gran versatilidad sino también por ser sostenible. De esta forma, los próximos objetivos de los investigadores pasan por el desarrollo de nuevos productos y compuestos de corcho.
El corcho es un tejido vegetal, la corteza que recubre al alcornoque (Quercus suber) y que crece cada año. Más del 60% de la producción mundial de corcho se concentra en Portugal, que junto a España supera el 90% del mercado, lo que da idea de la extraordinaria importancia que tiene este producto para la economía del país. “Por eso hay tanto interés en este tipo de investigación y contamos con el apoyo de empresas del sector para encontrar nuevas aplicaciones rentables”, destaca Ricardo José Alves de Sousa. (Fuente: José Pichel Andrés/DICYT)
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