Durante años fueron fiables un número reducido de tahonas (Balmes. Sant Josep, Serra...), a las que se sumó la nueva hornada (Baluard, Turris, Panes Creativos, Triticum...), desmigándose el sector con las desaconsejables 'boutiques' del pan, artistas del congelado.
Incluso las mejores casas cometen el error de la sobreabundancia. Examinar los mostradores es desorientarse. Hay tantas variedades y formas que es imposible garantizar la calidad.
¿Por qué no concentrarse en cuatro especialidades y dejar de sacudir los bolsillos con esas fantasías que acaban duras en las paneras?
Igual que al cocinar la receta familiar de siempre uno va equivocándose progresivamente en las proporciones hasta que el resultado ya no es la referencia que tenemos en nuestra memoria, las empresas en la lucha por unos supuestos compradores deseosos de novedades y dispuestos a pagar un sobrecoste lanzan productos que se alejan de sus necesidades
Al igual que el caso del pan habría el caso por ejemplo de los yogures a los que se añaden gustos variados desde fábrica, cuando se podría hacer con resultados mejores y más variados por el consumidor.
Dado que hoy en día , en el caso de los yogures y en tantos otros productos, las compras pasan por las grandes superficies o cadenas decir que conseguir mejores calidades y no un exceso de variedades está en los intereses fundamentales de los consumidores -añoro un yogurt producido por un productor del Ripollés, el mejor que he probado y muy diferente a los habituales y que es imposible de encontrar en Barcelona ciudad -por cierto que tantos productores colaboran a no poder colocar sus productos al no divulgar y promocionar los puntos de venta que tienen-
Quizás no todos los compradores somos iguales, pero como productor y como consumidor me interesa el comprador que valora el producto de calidad.
Ese consumidor surge muchas veces porque ,aún en pequeña escala, produce algún tipo de alimento por si mismo (mermeladas, conservas de las setas que recoge, ....)
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