Antes que el huevo, la gallina
La empresa lucense Pazo Vilane comenzó en 1996 con 50 ponedoras y hoy factura tres millones de euros al año gracias a animales camperos
Nuria Valera, con sus gallinas en la explotación de Antas de Ulla (Lugo). / Óscar Corral |
Perfil y proyectos
La empresa familiar fundada por Juan Varela-Portas ha sido heredada y relanzada por sus hijas, Nuria y Piedad. La primera vive y trabaja en el pazo y es la encargada de todo lo relacionado con la producción. La segunda trabaja desde Madrid en tareas de marketing. Los huevos de Pazo de Vilane pueden encontrarse en 600 puntos de venta.uieren crear un sello gallego de calidad extendiendo la filosofía de producción a otros productos. Han empezado con mermeladas de frambuesas y arándanos con un elevado contenido en fruta. Apuestan por respetar y recuperar el entorno natural en el que se asienta el pazo para que los alimentos de su marca sean reconocidos por su calidad.
A ese éxito ayudó, aseguran ambas hermanas, la apuesta por una diferenciación incluso física de sus cajas. El diseño que encargaron al artista gallego Pepe Barro, premiado y objeto de exposiciones en sí mismo, revolucionó la estética de los lineales de los supermercados. Hoy puede verse en cerca de 600 puntos de venta de toda España, desde las grandes cadenas de distribución hasta el comercio minorista y gourmet. Aún no exportan, “pero estamos estudiando la posibilidad”, dicen.
La financiación de su empresa sigue siendo fundamentalmente a base de recursos propios y préstamos bancarios, sin apenas ayudas públicas más que para alguna contratación de personal. Por ello Piedad reconoce que deben estudiar bien cada nuevo paso que dan. Consolidado y en constante crecimiento el negocio de los huevos, Pazo de Vilane se ha propuesto ahora apostar por las conservas naturales.
“La filosofía es crear una marca gallega de calidad”, dice Piedad. De momento han empezado con mermeladas de frambuesas y arándanos, las que más porcentaje de fruta contienen del mercado, asegura, con cerca del 80% de su volumen total. Y al igual que para producir buenos huevos están convencidas de que lo fundamental es cuidar bien a las gallinas, Nuria y Piedad apuestan por respetar y recuperar el entorno natural en el que se asienta el pazo para que sus frutos del bosque sean los mejores posibles.
Por eso organizan visitas guiadas a sus instalaciones, plantan árboles con los vecinos de Antas de Ulla y el blog de su página web es un auténtico catálogo de todo lo que se puede hacer con una caja de huevos para reciclarla en otro objeto útil o estético. Al igual que su padre no pensaba solo en crear nuevas empresas y fundó junto a sus hermanos el Club Baloncesto Breogán de Lugo, Nuria y Piedad no solo producen alimentos, sino que quieren mejorar el ecosistema en el que lo hacen. Los suyos no son más, insiste Piedad, que “huevos de casa con control sanitario”.
Solo un 4% crece al aire libre
Según Inprovo, el sector del huevo en general está “atravesando unos momentos complicados tras la reconversión para adaptarse a la directiva europea de bienestar de las ponedoras, de la que aún se están pagando las inversiones necesarias para mejorar las granjas. Además, “entre 2008 y 2013 se ha producido un pequeño descenso en el consumo de tres huevos por persona y año”, y en los dos últimos años se atraviesa por “una coyuntura de precios bajos y demanda estancada” que la interprofesional atribuye en parte a la crisis y en parte a la falta de estrategia colectiva en el sector en comparación con otros países. Inprovo, además, ve una nueva amenaza en el Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP) que actualmente negocian la UE y Estados Unidos y que a su juicio podría afectar especialmente a los sectores agroganaderos.
Orígen información: El País
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