Modest Guinjoan
Hace 110 años que se publicó la novela de Santiago Rusiñol L’auca del senyor Esteve y hace 100 que se estrenó una versión escénica de la obra. El autor cogió como exponente de la burguesía catalana de la época( mediados del siglo XIX) la figura del tendero, una actividad históricamente muy arraigada y queseas ociaba a ganarse bien la vida. Lástima que el Ramo n et, hijoSr. Este ve, no quiere heredar el negocio porque tiene otras inquietudes, lo cual genera un conflicto considerable.
Situados en fecha actual, el comercio en Catalunya consiste en 101.000 establecimientos, con una superficie de venta de 13,3 millones de metros cuadrados (1,8 por habitante) y un volumen de empleo de 334.000 personas (10,2% de los ocupados). Son registros comerciales altos, en el contexto de un sector que a lo largo de los últimos años ha sufrido profundas transformaciones, unas a remolque de la globalización (y la implantación extensiva de marcas globales) y de otros a remolque del dinamismo empresarial de tenderos de toda la vida que han encontrado en la expansión de la distribución su negocio. El principal beneficiado de la transformación ha sido el comprador, el cual ha pasado a poder escoger un menú comercial riquísimo en términos de precios, de variedad de producto, de formatos comerciales, de marcas, y un largo etcétera.
Como es normal en toda evolución, esta ha generado víctimas y ha propiciado la aparición de nuevos actores. Sin lugar a dudas, el que ha quedado más tocado es el tendero clásico, el independiente, especializado, próximo al comprador y que tenía oficio y negocio heredado de sus padres, que tenía en la tienda una salida profesional, digamos que natural. Lamentablemente señores Esteve hay cada vez menos. Es perceptible si uno se fija en cómo ha cambiado en pocos años la estructura de establecimientos comerciales de su alrededor. Buena parte de los tenderos independientes del barrio donde vivo han cerrado porque ya no eran competitivos y/o porque se han jubilado, sin que sus hijos tuvieran interés en continuar el negocio.
Se da el caso de que, cuando una tienda cierra, no hay continuidad en la especialidad anterior, sino sustitución. Pasa invariablemente a ser un súper pequeño sin marca o súper pequeño franquiciado, un bazar, una peluquería, una panadería con degustación, una frutería, y otros, regentadas mayormente por orientales. Son los nuevos tenderos.
En general, en mi barrio, de la diversidad de oferta hemos pasado a la concentración en producto cotidiano y comercio mixto, con claro predominio de la baja calidad, incluida la del establecimiento. El trato al cliente ha salido perdiendo mucho, los escaparates también y la exposición de producto en muchas tiendas es lamentable.
No tengo nada que decir si, como supongo, los nuevos tenderos cumplen las normas de consumo, laborales, fiscales, sanitarias, las ordenanzas municipales y, en general, todo lo que es regularidad. Sólo que el perfil de oferta y de establecimientos dista del concepto de calidad que creo que el país (y el comercio) tendría que perseguir.
El trato al cliente ha salido perdiendo mucho y los escaparates también
Comment of / Comentario de Wines Inform Assessors:
A worrying and complex situation well explained.
It would have to add the lack of level and formation of many other stores still being run by native people who in principle should estimate and know more and better the products that sells
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Una situación preocupante y compleja bien explicada.
Habría que añadir la falta de nivel y formación de muchas otras tiendas aún siendo regentadas por gente autóctona que en prinicipio debiera estimar y conocer más y mejor los productos que vende
Orígen información: La Vanguardia (castellano) y La Vanguardia (catalán)
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