Salado, desmenuzado y fuerte, el feta es el famoso queso blanco que va encima de una típica ensalada griega. Pero cuando un estadounidense compra este queso, lo más probable es que provenga de Dinamarca, Australia o Estados Unidos mismo.
Esto enfurece a Grecia y a la Unión Europea, que quieren asegurarse de que si un queso es rotulado como feta, provenga de Grecia y de ninguna otra parte. Dicen que el queso forma parte de la herencia histórica de Grecia. Pero los productores de queso de otros países, incluyendo algunos europeos, restan importancia a los reclamos griegos y de la UE, los que consideran proteccionismo disfrazado de patriotismo.
El queso feta ha sido un punto álgido en el debate entre los países europeos acerca de si se deben proteger los nombres de productos vinculados a regiones específicas. En octubre de 2002, después de años de debates, la Comisión Europea le adjudicó a los productores de queso feta griegos el derecho exclusivo de usar tal nombre en su producto.
El brazo ejecutivo de la UE dio a los otros productores europeos un plazo de cinco años para cambiar el nombre de su queso o detener la producción por completo. Dinamarca, uno de los productores europeos del queso feta, está cuestionando el fallo, sosteniendo que se trata de un nombre genérico. Se espera que la Corte Europea se pronuncie al respecto el año entrante.
Mientras tanto, la guerra del queso ha adquirido dimensiones globales. En agosto del año pasado, la UE incluyó al queso feta griego en una lista de 41 productos que podían ser etiquetados con denominaciones geográficas sólo si se producían en sus regiones europeas tradicionales.
La propuesta de la UE para un registro mundial de estos productos geográficamente denominados se ha vuelto un tema candente en las negociaciones globales de comercio, donde la idea ha sido atacada como un esfuerzo para desviar la atención del costoso programa de subsidios agrícolas de la UE.
La Odisea de Homero alude a un queso blanco parecido al feta hecho con leche de oveja y cabra. "El feta fue creado y desarrollado en Grecia y se ha vuelto parte de nuestra herencia cultural y, como tal, es un tema cultural", señala Manolis Anifadakis, presidente del comité lácteo griego.
Según las normas del Ministerio griego de Agricultura, el "feta auténtico" sólo puede ser producido con leche de oveja o de una mezcla de leche ovina y un máximo de un 30% de leche de cabra, curada por al menos dos meses.
Gran parte del queso feta no griego proviene de leche de vaca, y según las autoridades griegas se le da el color en forma artificial.
Pero el tema va mucho más allá de la herencia y la pureza. La producción de la leche ovina provee el sustento de más de 200.000 familias en Grecia, dice Anifadakis. Si se pierde la protección del feta griego, advierte que la producción del feta de leche de vaca obligaría a estos agricultores a buscar otra forma de ganarse la vida.
Las denominaciones geográficas, como la del feta, también pueden significar mayores márgenes de ganancias.
Los quesos franceses que obtuvieron un indicador geográfico se venden a un promedio de 2 euros más por kilo que los que no tienen esa denominación debido a que los consumidores están dispuestos a pagar más por productos auténticos, según la Organization for an International Geographical Indications Network, un grupo con sede en Ginebra que defiende los derechos de los productores que quieren esta clase de protección por denominación geográfica.
Aunque Grecia es el mayor productor mundial de queso feta, con 145.000 toneladas métricas al año, sólo exporta un 10% de su producción. La producción de leche de oveja en Grecia no es lo suficientemente alta para abastaceer el mercado europeo, afirma Groupe Lactalis, uno de los mayores productores de queso feta en Francia. "Grecia tendría que duplicar su actual producción de feta sólo para satisfacer las necesidades de la Unión Europea, lo que parece absolutamente descartable", dice el vocero de Lactalis, Luc Morelon.
A su vez, los productores daneses de queso feta, que exportan cerca de la mitad de sus 30.000 toneladas métricas al año fuera de la UE, dicen que han invertido grandes sumas en el desarrollo de un gusto por esta clase de queso en Medio Oriente. "Resulta claro que Grecia no puede atacar los mercados de exportación para el feta sin elevar significativamente su producción láctea, lo que no es posible," dice Hans Bender, representante en Bruselas de la Asociación Láctea de Dinamarca.
Los productores de feta no griegos también cuestionan la reivindacación histórica de los griegos. Resaltan, por ejemplo, que según diccionarios del griego moderno, la palabra feta deriva de fetta, la palabra italiana para pedazo. En el griego moderno, feta también significa pedazo.
Otro aspecto para la polémica es que la producción de feta en Grecia puede tener lugar en cualquiera de las regiones continentales, además de la isla de Lesvos, en el mar Egeo. Los productores no griegos aseguran que es injusto proteger a un queso que se puede producir en buena parte del país.
Updated February 15, 2004 6:56 p.m.
Por Paul Tugwell
Especial para The Wall Street Journal
Atenas
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